miércoles, 4 de mayo de 2011

LENCAS

Existe polémica sobre la descendencia y origen de los Lencas. Sin embargo, de acuerdo a Barón Castro, los Lencas son los restos directos de los Mayas que no siguieron el éxodo que dio fin al antiguo imperio Maya. A la llegada de los españoles, su población se encontraba ubicada en la parte que hoy comprenden las repúblicas de El salvador y Honduras.

En la actualidad se sabe muy poco sobre las lencas prehispánicos pero según relatos y escritos de los cronistas, sacerdotes, gobernadores e historiadores, se sabe que los lencas, antes de la llegada de los españoles, eran el pueblo más extendido que habitaba la actual república de Honduras. Ocupaban parte de occidente, centro y sur del país habitando poblados con un tamaño promedio de 350 casas. No fueron poseedores de grandes centros ceremoniales y se caracterizaron por practicar una agricultura basada en el cultivo del maíz y los frijoles, a un ritmo de 3 cosechas al año y por sus prácticas culturales, como la molienda del maíz cosido con ceniza y las fiestas religiosas periódicas. Por otra parte, cierto tipo de auto sacrificio humano testimonia la afinidad del pueblo lenca con las culturas mesoamericanas.

En 1853 el viajero e investigador E.G. Squier escuchó que los indios de Guajiquiro (La Paz) llamaban a su lengua "lenca" y al encontrar coincidencias lingüísticas con otros pueblos del mismo departamento, acuño el vocablo "lenca" para identificar a éstos y a los demás indígenas del occidente, así se origino el nombre Lenca para identificar a este pueblo.

Los Care, Cerquin, Potón y Lenca; eran poblaciones que, si bien es cierto estaban aislados por grandes distancias, se mantenían unidas por lazos culturales y una historia en común. A cada grupo le correspondía un territorio bien delimitado, repartido en cacicazgos. La población bajo el mando de un cacique se organizaba en pueblos. Al momento de la Conquista había por lo menos 500 poblados. Existía una casta sacerdotal, una de nobles y de guerreros. Las guerras eran frecuentes entre los diferentes señoríos. Pero entre los que hablaban la misma lengua, ósea los cuatro grupos principales, hacían pactos temporales de paz, vestigio de los cuales ha llegado hasta hoy la tradición del Guancasco.

De acuerdo a datos históricos, antes de la llegada de los españoles, los lencas y los demás grupos indígenas que habitaban la región estaban gestando su propio proceso histórico. Los relatos acerca de las "cruentas guerras", dejados por los cronistas coloniales, dan fe de una efervescencia política que tendía hacia la consolidación de poderes hegemónicos. Existían las relaciones de producción comunal primitivas.

La conquista y colonización española de Honduras consistió en un proceso de destrucción violenta de la organización socioeconómica de los pueblos indígenas. En el caso concreto de los lencas, de acuerdo a los cronistas, la conquista no fue fácil, pues resistieron por más de veinte años. Un factor que prolongó la lucha fue la organización social con la que contaban; su acción de resistencia más importante fue la conocida como "La rebelión de los lencas", encabezada por el cacique Lempira en el año de 1537. Lempira que significa "Señor de la Sierra", forjo la unidad de todo el pueblo lenca (Cares, Cerquines, Potones y Lencas propiamente dicho) alrededor de una confederación de tribus organizadas para luchar contra los conquistadores. Lempira fue nombrado jefe de la resistencia y con un ejército que fue integrado por cerca de dos mil guerreros, inicio la lucha que, según fuentes históricas se prolongó por más de seis meses.
La Lengua

Esta se extinguió en las últimas décadas del siglo antepasado y las primeras del siglo pasado. Pueden encontrarse aún algunos ancianos que recuerdan palabras lencas que oyeron de sus padres o abuelos, pero el idioma vivo ha dejado de existir. Aunque existe la posibilidad de que algunos ancianos hablen la lengua, muestran gran celo para revelarlo. La población en general ya no muestra ni evidencias de la posibilidad de rescatar una lengua estructurada.
Religión

Para los lencas, la religión es el cuerpo totalizador de su cultura. Profesan el catolicismo como lo hace la gran mayoría de la población del país, no obstante, de una forma muy propia: ellos la reconocen como "la religión antigua" y la diferencian conscientemente de la ortodoxia católica. De la religión antigua han perdurado prácticas y concepciones que justifican esta diferencia. La religión antigua, altamente conservadora posee profundas alteraciones de los proyectos católicos. (Por ejemplo: asocian a Cristo y la virgen María como el padre y la madre formadores). Esta inclusión de elementos autóctonos es lo que la caracteriza.

Practican sacrificios de animales o "composturas", como ellos los llaman, para agradecer o pedir perdón a los ángeles y a los santos; guardan con celo en su memoria pasajes de la "historia divina" que no aparecen en la Biblia, de cómo Dios formó las nubes, el maíz y el mundo.

Los lencas representan en la actualidad una población indígena que tiende a desaparecer, producto de la constante latinización, la perdida de su lengua y con ello, el desaparecimiento de gran parte de sus rasgos culturales.

La población lenca se localiza en los departamentos de La Paz, Intibucá y Lempira. También se encuentran en número reducido en los departamentos de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán y Valle. Los lencas viven en más o menos 100 comunidades constituidas por aldeas, caseríos y pueblos.

La mayoría de las comunidades lencas se encuentran ubicadas en las zonas más altas de Honduras, a 1,650 metros sobre el nivel del mar, en tierras improductivas, donde el clima es templado durante casi todo el año. Se estima la población lenca de Honduras en unos 100,000 habitantes.

Según la antropóloga e historiadora Anne Chapman, a la llegada de los españoles, los lencas estaban distribuidos en distintos grupos, constituyendo una considerable población: Care, Cerquín, Potón y Lenca; eran poblaciones que, si bien es cierto estaban aisladas por grandes distancias, se mantenían unidas por lazos culturales y una historia común. Siguiendo el estudio de Chapman, geográficamente los lencas se distribuían de la siguiente manera:
Care: Intibucá, La Paz, norte de Lempira y sur de Santa Bárbara

Cerquín: centro y sur de Lempira y sur de Intibucá.

Potón: El Salvador, al oeste del río Lempa.

Lenca: departamento de Comayagua, oriente de La Paz, centro y sur de Francisco Morazán, incluyendo probablemente la capital de Honduras (Tegucigalpa). Los lencas estaban también en el valle de oriente donde colindaban con los otones de El Salvador.
A cada grupo correspondía un territorio bien delimitado, repartido en cacicazgos. La población bajo el mando de un cacique se organizaba en pueblos. Al momento de la Conquista había por lo menos 500 poblados, existía una casta sacerdotal y una de nobles de guerreros. Las guerras eran frecuentes entre los diferentes señoríos; pero ente los que hablaban la misma lengua, o sea, los cuatro grupos principales, hacían pactos temporales de paz, vestigio de los cuales ha llegado hasta hoy la tradición del Guancasco.

De acuerdo a datos históricos, antes de la llegada de los españoles, los lencas y los demás grupos indígenas que habitaban la región estaban gestando su propio proceso histórico. Los relatos acerca de las "Cuentas guerras", dejados por los cronistas coloniales, dan fe de una efervescencia política que tendía hacia la unificación de las provincias y hacia la consolidación de poderes hegemónicos. Las relaciones de producción comunal primitivas.


Dos características socioeconómicas básicas inducen a Chapman a definir como mesoamericanos a los lencas: a) La estratificación de la sociedad en nobles, vasallos y esclavos b) La agricultura de cultivo de especies que se reproducen por semilla.

La Conquista y Colonización española de Honduras consistió en un proceso de destrucción violenta de la organización económicosocial de los pueblos indígenas. en el caso concreto de los lencas, de acuerdo a los cronistas, la conquista no fue fácil, pues resistieron por más de veinte años.

La acción de resistencia más importante fue la conocida como: La rebelión de los lencas, encabezada por el cacique Lempira en el año de 1537. Lempira, que significa "Señor de la Sierra", forjó la unidad de todo el pueblo lenca (cares, cerquines, potones y lencas propiamente dichos) alrededor de una confederación de tribus organizadas para luchar contra los conquistadores. Lempira fue nombrado jefe de la resistencia, y con un ejército que fue integrado por cerca de dos mil combatientes, inició la lucha que, según fuentes históricas, se prolongó por más de seis meses.

Los lencas dieron batalla en el área que hoy comprende el río Cucuyagua y el río Ulúa. La fuerza indígena se centró en los peñones de Congolón, Coyucutena, Piedra Parada, Cerro del Broquel y Cerquín, en el actual departamento de Lempira. Cerquín, según las evidencias históricas, se constituyó en el centro de operaciones de la resistencia lenca. Los cronistas españoles señalan que "toda la tierra se había alzado y rebelado al tiempo que se alzó el dicho peñol".

Los lencas representan en la actualidad una población indígena que tiende a desaparecer, producto de la constante ladinización, la pérdida de su lengua y, con ello, y la pérdida de gran parte de sus rasgos culturales.
DELIMITACIÓN GEOGRÁFICA Y POBLACIONAL RELIGIOSO-CULTURAL

No toda la región que históricamente fue ocupada por los lencas es hoy propiamente lenca.
Se ha delimitado buena parte de la población lenca en los siguientes poblados y sus respectivas aldeas y caseríos:

Departamento de Lempira: La Iguala (con 14 aldeas y 56 caseríos); Belén (con 2 aldeas y 76 caseríos); La Campa (con 7 aldeas y 69 caseríos); San Manuel Colohete (con 8 aldeas y 89 caseríos); Santa Cruz (con 5 aldeas y 53 caseríos); Erandique (con 14 aldeas y 120 caseríos); San Andrés (con 7 aldeas y 121 caseríos); y Gualcince (con 11 aldeas y 73 caseríos).

Departamento de Intibucá: Yamaranguila (con 22 aldeas y 62 caseríos); las aldeas de Azacualpa y Chiligatoro, Togopala, Quebrada Honda, Monquecagua, Manazapa, Río Grande, Malguara y Ologos; San Marcos de la Sierra (con 3 aldeas y 38 caseríos); y las aldeas de San Nicolás y Río Blanco en el norte del departamento.

Departamento de La Paz: Marcala (principalmente en 2 aldeas y 55 caseríos); Yarula (con 3 aldeas y 31 caseríos); Santa Elena (con 5 aldeas y 82 caseríos); Chinacla (5 aldeas y 24 caseríos); Guajiquiro (con 13 aldeas y 111 caseríos) y Opatoro (con 2 aldeas y 23 caseríos).

Pese a que, tradicionalmente, se ha sostenido que sólo estos tres departamentos son de población lenca, también existen poblaciones en los departamentos de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco Morazán y Valle.

EL UNIVERSO RELIGIOSO DE LOS LENCAS

El Universo religioso de los campesinos de tradición lenca es el fruto del traslape-asimilación del catolicismo español colonial y las creencias prehispánicas. Los rasgos básicos del universo religioso mesoamericano, lo que confirma la tesis de la filiación mesoamericana de los lencas, cuyos rasgos básicos característicos son:
a. Visión animista de la realidad.
b. Estructuración jerárquica de las entidades espirituales.

c. Realización de oraciones complejas, de ritos de ofrenda, pago, enmienda, etc.

d. Nahualismo.

e. Shamanismo muy reducido.
Para los lencas, la religión es el cuerpo totalizador de su cultura.

El culto, de las Varas o "Majestades" son el símbolo fundamental de su unidad. Las personas que poseen cargos, constituyen el cuerpo de autoridad que se extiende a todo el municipio. Dicha autoridad es política y cultural, por lo que la vida de la comunidad descansa en estos cargos; los responsables organizan las fiestas religiosas (celebración del Guancasco, la compostura del maíz común, colectas de limosnas), velan por los títulos de tierras y, en general, por la vigencia y el respeto de la tradición.

El Guancasco representó una fiesta de encuentro entre dos pueblos dispuestos a realizar un pacto de paz. Ahora es el encuentro de dos pueblos, uno recibe al otro en el marco de la fiestas patronal. Llegado el día de la visita, salen las autoridades religiosas caminando y llevando a cuestas la imagen de su Santo Patrón, acompañados con músicos que tocan el tambos y la flauta, quienes también llevan una bandera. Uno de los músicos marcha disfrazado con una máscara de madera llamada grancejo. Avanzan ejecutando música y el pueblo huésped recibe a los invitados. Al llegar al pueblo. se dirigen a la iglesia, donde saludan a la imagen festejada y luego los invitados ubican su propia imagen que, permanece en el local durante los días de festejo.
ELEMENTOS DEL UNIVERSO MÍTICO DE LOS LENCAS

En los siguientes relatos se pueden apreciar directa o indirectamente. Los elementos constitutivos de su cosmovisión.
Origen de plantas y animales:

El cacalote como descubridor del maíz. Cacalote es un ave parecida al zopilote. Tiene la costumbre de sustraer mazorcas de maíz de los bultos cuando se está cosechando y se las lleva para las cuevas, cuando el maíz escasea, las saca para comer.

El cusuco y el tacuacín. Como descubridores de las nubes. El cusuco y el tacuacín, cuando estaban escarbando, se encontraron por casualidad con las nubes encerradas en unas tinajas de barro y, cuando las quebraron, liberaron a los nubes y se apropiaron de ellas, pero, al darse cuenta los ángeles de este acontecimiento, los capturaron y se las quitaron.

Los ángeles. Los ángeles constituyen un complejo de divinidades, que tienen asignadas diferentes funciones, como son: traer la lluvia, los vientos, la fertilidad de la tierra, los males etc. Manifiestan su presencia a los humanos a través de rayos (ángeles); cuando caen sobre algún árbol, los habientes próximos a propietarios del predio deben practicar una ceremonia de compostura con el fin de reconciliar las relaciones con estos seres sobrenaturales.

Los ritos y los relatos con implicaciones míticas relacionadas con ángeles condicionan la vida concreta y la vida espiritual de los indígenas lencas más tradicionales y conservadores de su cultura, aún participando activamente en los movimientos evangelizadores oficiales, sobre todo, los promovidos por la Iglesia Católica. El sentido y función de estos elementos sobrenaturales son mejor comprendidos por ellos y, además, están estrechamente ligados a su vida cotidiana concreta. Estos seres sobrenaturales son capaces de provocar verdaderas catástrofes personales, familiares y comunitarias, por lo que para aplacar su ira es necesario realizar complejos rituales en su honor.

Las chalchiguas. Estas son unas piedras verdes, talladas (jadeitas), que producían suerte. Los indios las guardaban en unas calabazas, pero cuando vinieron los españoles la gente comenzó a creer en Santiago (se hicieron católicos) y las chalchiguas dejaron de producir suerte. Viendo esto, los indígenas las enterraron bien profundo y van a salir hasta que la gente deje de creer en Santiago (dejen el catolicismo).

Los naguales o espíritus protectores constituyen un complejo de relaciones establecidas entre el hombre y los animales protectores. Cada individuo nace con un nagual predestinado y su vida está íntimamente relacionada con la del animal que es su nagual. Sus ciclos de vida y muerte están concatenados de tal manera que, si sucede algo al nagual, los efectos también se hacen sentir en la persona cuyo nagual ha sido afectado por alguna enfermedad, herido o golpeado. Para el caso, cuando una persona está enferma se dice que su nagual está débil.




El nagual se puede conocer a través de diferentes acontecimientos, como características o síntomas en las personas que identifiquen semejanzas con algún animal.
LA LENGUA

Se extinguió en las últimas décadas del siglo pasado y las primeras del presente. Pueden encontrarse aún algunos ancianos que recuerdan palabras lencas que oyeron de sus padres o abuelos, pero el idioma vivo ha dejado de hablarse; aunque existe la posibilidad remotísima de que algunos ancianos hablen la lengua, muestran gran celo para revelarlo. La población en general ya no muestra ni evidencias de la posibilidad de rescatar una lengua estructurada. Los lencas de la región hablan el español como lengua materna, aunque su manera de expresarse revela resabios del idioma perdido en la sintaxis, en la entonación y en el léxico. así como muchos mexicanismos, especialmente palabras nahuas. Además, su forma de hablar es rica en arcaísmos castellanos.

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